Aunque aportó vitalidad a la aldea en el proceso de urbanización, también interrumpió el orden inherente de la aldea, especialmente la pérdida inherente y el declive de la moral tradicional.
En el proceso de urbanización, aunque aporta vitalidad al campo, pero también perturba el orden inherente del campo, especialmente el declive y el declive de la moral tradicional inherente.
El proceso de urbanización, si bien ha dado vida a las aldeas, también ha perturbado el orden inherente a éstas, en particular la decadencia y la decadencia de sus valores tradicionales.<br>