Frunciendo los labios y la frente,

Frunciendo los labios y la frente, despeja las ideas considerándolas irracionales, como si fuera uno de sus títeres, un Burr cualquier, arrepentido de sus pecados. Lo asocia a la jornada, al romance y al esfuerzo que ha dedicado al cortejo de Will Graham. Debe ser algún síndrome desarrollado por su cercanía, por su aroma, por su amor.Disgustado consigo mismo, lo deja sentado con su amiga, encargándose de despedirse de su círculo social, de Mischa quien lo observa con preocupación. Cuando termina busca a Will, sin mirar su rostro, tomándole la mano y diciéndole que se deben ir. El omega le aprieta la palma, despidiéndose de la señorita Katz y siguiéndolo hacia la entrada, donde los espera un carruaje con caballos blancos.